En ocasiones nos encontramos en la consulta, personas con problemas de deseo debido al consentimiento sistemático de encuentros eróticos no deseados. ¿Qué significa esto? Que una persona ha consentido tener encuentros sexuales de forma continua y sostenida en el tiempo con su pareja, sin tener deseo; ni de tipo 1 (espontáneo), ni de tipo 2 (como respuesta a la estimulación erótica). Es decir, esa persona no ha deseado ese encuentro ni al inicio, ni durante el mismo.
Como ya explicaba nuestra compañera María de Elena en un artículo anterior, es posible consentir sin desear a consecuencia de coacciones sutiles por parte de nuestra pareja. No es raro escuchar en la consulta mensajes tipo: Mi pareja me dice: para mí el sexo es muy importante, si no lo tengo en casa, lo tendré que buscar fuera o entiendo que mi colega se vaya con prostitutas porque su mujer no le da la suyo. Estos mensajes que aparentemente son inofensivos, van a tener consecuencias a largo plazo, a nivel de deseo, y de pareja.
Imaginemos que el deseo sexual es como un coche, y que cada vez que consentimos, es decir, que permitimos tener un encuentro erótico, va saltando una pieza. Y esto ocurre cada vez que consentimos una relación sexual sin deseo. Va saltando una, otra, otra… ¿Qué va a pasar después de un tiempo? Que el coche, el deseo, después de un tiempo habrá volado por los aires.
Cuando llegan este tipo de parejas a la consulta, muchas veces la persona que siente que ha perdido el deseo o que lo siente muy bajo, no sabe qué ha podido pasar para haber llegado a este punto. En esta sociedad en la que vivimos, es difícil darse cuenta de lo dañinos que pueden ser este tipo de comentarios. Es más, la mayoría de las veces se dicen de broma, en conversaciones con amigos… Sin embargo, para la persona, escuchar a su novio/novia/novie lanzar estos mensajes, les mete mucha presión respecto al sexo, y a lo que esperan de ellas como amantes. Y lo que más les preocupa, que si no le dan lo suyo su pareja les va a dejar, o les va a ser infiel. Así que para evitar que ocurra, acceden a tener encuentros sin deseo. Un camino para nada adecuado para el disfrute de las relaciones sexuales en pareja.
¿Qué suele ocurrir entonces? Que cuando estas parejas piden ayuda, a veces el deseo ha saltado tanto por los aires, que es imposible recomponerlo para que parezca un coche de nuevo. El deseo ha desparecido por la repetición sistemática de encuentros consentidos, pero también ha dañado al atractivo hacia la otra persona. Tu pareja ya no te pone, da igual lo que haga que no te excita. Has puesto demasiadas veces el cuerpo para su propia satisfacción, así que has perdido también por el camino la confianza, la seguridad… unos mínimos imprescindibles para estar a gusto en la cama y fuera de ella.
En otros casos, esta dinámica de encuentros no ha afectado al atractivo sexual hacia tu pareja, y aplicando las herramientas sexológicas, las parejas pueden hacer un trabajo de recuperación de las piezas del coche. Es importante que todas las personas entiendan lo que ha ocurrido como primer paso. Es fundamental que quien ha ejercido esa coacción, de forma más o menos consciente, asuma su responsabilidad y pare de hacer esos comentarios. Después ya el trabajo se centrará en darles herramientas para que comuniquen sus deseos, pongan límites, digan que no y que si, o hasta dónde sí. Que aprendan a consensuar las relaciones en vez de a consentirlas, para que el sexo vuelva a ser algo deseado, consensuado y divertido, que al final es de lo que se trata.
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