Un motivo de consulta frecuente, por parte de parejas, es la disminución o casi desaparición del deseo erótico por parte de la mujer. Y rascando un poco en la biografía, muchas veces, esto coincide en el tiempo con el hecho de haber sido madres-padres, de haber tenido un hijo o una hija…
Es interesante pues preguntarse ¿como influye la experiencia de la maternidad en el deseo erótico? ¿Qué le pasa al deseo de algunas mujeres cuando son madres?…
Son diversos los factores que influyen en el deseo erótico de una mujer que ha sido madre. También tendríamos que definir con mas exactitud a “qué deseos” nos referimos cuando hablamos de “deseo erótico”.
Es muy común que tras el parto, los genitales y concretamente la vagina quede resentida, sobre todo si ha habido episiotomía. Por lo general, las relaciones coitales se suelen retomar antes de que el cuerpo de una mujer se encuentre preparado para poder afrontarlo sin dolor o molestias y mucho menos con placer. Por tanto, es lógico que el deseo de coito no sea algo frecuente en madres (sobre todo si ha transcurrido poco tiempo tras el parto), pero si de otro tipo de contacto erótico no genital y sobre todo no coital. Muchas veces, cuando hablamos de relaciones sexuales y de deseo sexual, olvidamos que no tiene una única forma ni modo, y que el hecho de que el coito no sea apetecible no significa que no se desee disfrutar del contacto erótico y del placer sexual con la pareja (o incluso a solas, si es costumbre).
Si la mujer es lactante, tenemos que tener en cuenta que la lactancia también coincide con niveles altos de la hormona prolactina, responsable de la secreción de leche materna. Es una hormona a la que se relaciona con la disminución del deseo. No obstante, son otros muchos cambios y elementos los que entran en juego cuando se es madre y que ejercen una gran influencia en el deseo erótico de una mujer. Veamos…
Cansancio. Parece un tópico pero no lo es en absoluto. Aunque se viva con mucha ilusión, sea muy deseado… tener un bebe supone mucha dedicación, cansancio, agotamiento. Se reestructuran los tiempos, se duerme menos o peor (salvo excepciones), y con tan poca energía, hay poca posibilidad de sentir deseo. Esto se multiplica si la en la pareja se gestiona mal el reparto de tareas, y se traduce en una sobrecarga de trabajo para la madre.
Por otro lado, el nacimiento de un bebe, supone para algunas relaciones un paréntesis de la vida en pareja, para pasar a ser una familia. Un paréntesis que a veces se prolonga más de la cuenta. Para muchas-os madres y padres, resulta complicado pasar a ser amantes, porque deja de existir tiempo para estar a solas, en intimidad…y por tanto aquellas cosas que inflamaban en deseo cuando había posibilidad se vuelven algo mucho menos frecuente. Además, a algunas parejas, la llegada de un bebe les supone nuevas situaciones a negociar, en las que pueden no estar de acuerdo…y nuevos conflictos.
Por ejemplo, no todas las madres (y padres) eligen vivir la maternidad y paternidad de la misma manera. Para algunas madres y padres, la llegada de un bebe supone un menor cambio que para otras parejas (pese a que siempre supone un cambio).
Algunas madres, optan por un patrón de crianza y lactancia lo más prolongada posible, pudiendo durar años. En estos casos, resulta difícil conciliar la vida en pareja con determinados patrones de crianza. Se hace complicado encontrar días o fines de semana “sin niños-as” cuando hay que dar el pecho cada 6 horas. La vida erótica no tiene el mismo significado y valor para todas las mujeres (ni para todos los hombres). Por eso, tras la maternidad para algunas mujeres (y hombres) la vida erótica pasa a un plano mucho menos importante.
Todos estos (y más) son aspectos que en interacción influyen en el deseo erótico de las mujeres que han sido madres.
Pero conviene no perder de vista como era la vida erótica de la pareja y el deseo de la mujer antes de la lactancia, del parto, y del embarazo incluso… Porque es muy posible que si ya gozaba de una vida erótica plena y satisfactoria, todos estos aspectos mencionados se gestionen mucho mejor que si la vida erótica y el deseo no andaban demasiado bien.
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