La denominada “Eyaculación precoz” es uno de los motivos más frecuentes para visitar a una sexóloga o un sexólogo. Muchos hombres acuden a la consulta de sexología, preocupados por un tiempo de eyaculación que consideran “corto” o escaso. Suelen angustiarse porque piensan que sus parejas disfrutarán menos, o por pensar que ofrecen una mala imagen como amantes.
Es curioso señalar que esta preocupación se da en hombres con tiempos de eyaculación muy dispares, de forma que nos hemos encontrado casos de hombres que se categorizan como “eyaculadores precoces”, con tiempos (desde el inicio de la penetración) que van desde la eyaculación antes de penetrar, hasta la eyaculación tras quince minutos de coito.
Es conocido que las y los profesionales de la sexología no establecen un tiempo determinado a partir del cual se considere “adecuada” o “normal” la eyaculación. Incluso la propia etiqueta de “eyaculación precoz” se ha considerado frecuentemente inapropiada. Factores como los niveles de excitación del hombre, su nerviosismo, si va muy preocupado por “quedar bien”, si ha eyaculado en los días u horas previas, la confianza con la pareja… influyen en el tiempo de eyaculación, y pueden variar de un hombre a otro, pero incluso en el caso del mismo hombre, pueden variar de una ocasión a otra.
Las sexólogas y los sexólogos nos solemos interesar, más que por el tiempo de eyaculación o la duración de los coitos (en caso de haber coitos), por la satisfacción del encuentro en su conjunto, por la relación que se establece en la pareja (si hay confianza, si pueden hablar de sus gustos y preferencias eróticas…), por lo tranquilas o nerviosas que acudan las personas a dicho encuentro, por la imagen que tengan de lo que “debe ser una relación sexual” y del papel en la misma de las personas que intervienen…
No es infrecuente que las personas preocupadas por su tiempo de eyaculación tengan una idea muy poco realista de los tiempos de eyaculación del resto de hombres, o de la manera más adecuada para lograr el placer de sus parejas.
Por ello, querríamos recordar algunos puntos importantes en relación con la eyaculación:
– Hasta hace poco tiempo no era considerado un problema el eyacular al poco tiempo de penetrar. El informe Kinsey (“Comportamiento sexual del hombre”, de 1948) afirma que el 75% de los hombres, eyaculan en el lapso de tiempo de dos minutos después de la penetración, y muchos entre los 10 y 20 segundos. En su obra “Comportamiento sexual de la mujer”, de 1953, se observa que no existe preocupación social por el tiempo de eyaculación. En las 800 páginas de este estudio dedicado a la mujer, no hay una sola línea de cómo afecta el tiempo de eyaculación a la satisfacción femenina.
– Progresivamente, en los años 60 y sobre todo en los años 70, comenzó a otorgarse importancia al placer femenino en los encuentros eróticos (lo cual es obviamente un gran avance). Sin embargo, se siguió considerando que la forma “normal y adecuada” para que la mujer obtuviera placer, debía ser el coito (heterosexual). Y que el papel de la mujer en dichos encuentros debía ser primordialmente pasivo, siendo el hombre el responsable de “producir” el goce en la mujer (mediante el coito, obviamente). Ello hizo perder a la mujer muchas posibilidades de disfrute, pero también cargó al hombre (y a su pene) de “deberes”, entre ellos, el de “aguantar” el tiempo suficiente para que ella tuviese orgasmos en el coito.
– Sin embargo, la realidad es que la anatomía erógena femenina (posición del clítoris, etc.) hace que la penetración, como forma única de estimulación, no sea suficiente para que la mayoría de las mujeres alcance el orgasmo, dure lo que dure el coito.
– La cultura en la que vivimos ha impuesto un modelo de sexualidad coitocéntrico y genitalizado, que ha obviado (entre otras cuestiones) el clítoris, y su papel en el placer y el orgasmo femeninos. Así como la importancia del cuerpo en su totalidad, en el placer erótico.
– Existen múltiples formas de relación erótica, además del coito (caricias, masajes, masturbación mutua, sexo oral…). Todas son adecuadas para disfrutar. Cada cual debe elegir la que le agrade y negociarlo con su pareja.
– Los orgasmos y el placer se pueden obtener de muchas formas, y todas tienen la misma calidad y legitimidad. Para la mayoría de las mujeres, es más fácil tener un orgasmo por estimulación del clítoris (masturbación a solas, masturbación compartida, sexo oral, etc.) que por el coito (estimulación de la vagina). Las mujeres que tienen orgasmos durante el coito, usualmente los tienen porque se están estimulando de forma indirecta el clítoris (frotando su pubis con el pubis de su pareja, por ejemplo…)
– En los encuentros heterosexuales, el hombre no es responsable del orgasmo de la mujer. Ambos tienen la misma responsabilidad, y posiblemente, ambos ganarían si flexibilizaran los viejos roles de género, y fuesen capaces de jugar con los roles activo y pasivo, y de comunicarse libremente y negociar gustos y preferencias eróticas.
Por último, nos gustaría añadir un apunte final: el hombre no sólo tiene su pene para dar placer a su pareja. También tiene sus manos, tiene su boca, tiene su piel, tiene la totalidad de su cuerpo… tiene su imaginación y su sensibilidad… y a veces, una forma de dar placer también es ofrecer su cuerpo abandonado a las caricias de su amante.
Dicho lo cual, para aquellos hombres o parejas preocupados por esta cuestión, y que no la hayan resuelto con información sexual como la que ofrece el presente artículo, aconsejamos la visita a una sexóloga o un sexólogo, que suelen ser muy efectivos ayudando a las parejas en esta situación para recuperar la satisfacción en su vida erótica.
Lasexologia.com es un centro, situado en Madrid, formado por sexólogas y sexólogos, y especializado en la orientación, el apoyo y la terapia a personas con problemas sexuales o afectivos. Contamos con más de 15 años de experiencia ayudando a personas a vivir con mayor satisfacción. Si deseas más información, contacta con nosotros.
Imagen by Ryan McGuire bajo licencia CC