Sexualidad y drogas

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Hoy día, no es raro ver a alguien con una copa de cerveza, vino o alcohol destilado en alguna terraza de un bar, restaurante o pub. Si ya nos adentramos en la vida nocturna de discotecas, fiestas privadas o en festivales, es más probable que nos topemos con algún otro tipo de drogas…

El consumo de alcohol y otras drogas es una práctica muy extendida especialmente en el ocio nocturno y en festivales de música, espacios idóneos para conocer gente nueva o posibles parejas sexuales con quienes tener relaciones sexuales. A lo largo de la historia, las drogas han recibido popularmente propiedades afrodisíacas por su capacidad para desinhibirse y aumentar las sensaciones corporales, deseo sexual y placer sentido. Estos efectos en la sexualidad humana han motivado a muchas personas a consumir sustancias psicoactivas con el fin de tener relaciones sexuales, también conocido como consumo sexualizado de drogas.  

Diversas investigaciones han estudiado los motivos que llevan a las personas al consumo sexualizado de drogas, variando según los efectos percibidos que producen las diferentes sustancias psicoactivas. El alcohol es la sustancia más consumida y popular en el ocio nocturno la cual es ingerida para desinhibirse, reforzar la propia confianza, aumentar la excitación y deseo sexual y facilitar el inicio de las relaciones sexuales. El cannabis es valorado por sus efectos relajantes e incremento de la excitación sexual y de las sensaciones táctiles. La cocaína prolonga la duración de las relaciones sexuales retrasando la eyaculación y el orgasmo. El éxtasis o MDMA es también conocido como “droga del amor” puesto que aumenta la cercanía social e intimidad, así como la excitación sexual. El GHB también es percibido como un potenciador sexual y de desinhibición. Por último, el consumo de opioides produce una prolongación en el tiempo de eyaculación.

Aunque al inicio del consumo o en dosis bajas las personas consumidoras reportan efectos de mejoría en su función sexual, ¿cuáles son realmente las consecuencias del consumo de drogas en las relaciones sexuales?

El consumo de alcohol y otras drogas tiene un impacto negativo en el funcionamiento sexual siendo más probable presentar dificultades para experimentar el orgasmo, lubricar, eyacular y mantener la erección, incluso niveles más bajos de deseo sexual, excitación y frecuencia en las relaciones sexuales en un consumo más continuado. De igual manera, el consumo de drogas no aumenta la satisfacción sexual.

La capacidad de toma de decisiones también se ve afectado en el consumo de drogas, por lo que hay mayor probabilidad de presentar conductas sexuales de riesgo. El uso del preservativo es menor en quienes consumen drogas por lo que es más probable que puedan contraer alguna Infección de Transmisión Sexual (ITS) y/o tener un embarazo no planificado. La capacidad de consentimiento y rechazo de relaciones sexuales no deseadas también se ve deteriorado, siendo más probable realizar prácticas sexuales no deseadas y que puedan resultar dolorosas o desagradables, así como ser víctima de violencia sexual.

En definitiva, el consumo de drogas produce un empeoramiento en el funcionamiento sexual, especialmente en dosis altas o en un consumo continuado, mientras que en pequeñas dosis las personas reportan cierta mejoría en su función sexual. De igual manera, la capacidad para tomar decisiones se ve afectada, por lo que es más probable que nos veamos envueltos en prácticas sexuales sin preservativo y que no sean ni deseadas ni consentidas.  Pero, ¿realmente las drogas tienen efectos afrodisíacos o es el contexto donde se produce el consumo el que facilita el acercamiento social e inicio de relaciones sexuales?

Vivimos en una sociedad donde el consumo de alcohol está mundialmente presente en nuestras interacciones y contextos sociales, así como la presencia de otras drogas en el ocio nocturno. Para disfrutar de la noche de manera segura, es importante contar con una red de apoyo cercano, saber cómo nos encontramos en cada momento y, en caso de desear consumir alcohol u otra sustancia, tener información contrastada sobre la sustancia y hacer un consumo responsable para sí mismo/a y para las personas que nos rodean. Además, saber expresar nuestros deseos y preferencias sexuales, rechazar prácticas sexuales que no nos apetece hacer y negociar el uso del preservativo es fundamental para poder disfrutar de las relaciones sexuales.

REFERENCIAS

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Foto de Mishal Ibrahim en Unsplash

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