MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA (MGF)
Mujeres que han sufrido algún tipo de MGF
Atender a las mujeres que han sufrido alguna forma de MGF, para apoyarlas y orientarlas en el caso de que deseen trabajar para mejorar su placer y su satisfacción erótica, es uno de los grandes retos que se nos presenta en el futuro a las sexólogas y los sexólogos, y en general a las profesionales y los profesionales que trabajan en el ámbito de la salud sexual. No todas las mujeres a las que se les ha practicado la MGF han perdido la capacidad para disfrutar, y ni siquiera todas han perdido la posibilidad de alcanzar el orgasmo, pero sí es cierto que el placer se complica, y el orgasmo mucho más, especialmente en ciertas circunstancias (según las zonas extirpadas, cómo se ha realizado la mutilación, las complicaciones posteriores, la existencia de cicatrices dolorosas, infecciones, etc…). Algunas no sólo han perdido el placer sino que padecen dolores y complicaciones diversas, que varían en función del tipo de MGF, siendo el tipo tres el que dificulta en mayor medida el placer, y desde luego, produce un mayor número de complicaciones.
La reconstrucción quirúrgica, total o parcial, de los genitales, es una posibilidad a la que están optando ya algunas mujeres, para reducir los problemas causados por la mutilación, y en ocasiones también para recuperar en lo posible la sensibilidad de la zona y facilitar la excitación y el orgasmo. Pero incluso una reconstrucción con un resultado óptimo no soluciona todos los problemas de muchas mujeres. Para ser vivida con satisfacción y goce, la sexualidad no sólo requiere de unos genitales que no duelan y que sean sensibles, se precisan también una serie de condiciones. Para que un encuentro erótico de cualquier tipo (coital, genital o corporal), sea disfrutado, es preciso que exista deseo, que la persona se implique en dicho encuentro porque quiere y le apetece, y no para complacer o satisfacer a la pareja, por presiones, o porque debe tener descendencia. También debe existir cierto conocimiento del propio cuerpo, de las zonas sensibles, la forma de estimularlas, las caricias que agradan y las que no, y en el caso del orgasmo, la forma y ritmo de estimulación de los genitales. El que no haya preocupaciones urgentes y graves (por ejemplo, sobre la situación jurídica, económica, de salud, o el futuro propio y de los hijos e hijas), también es una condición usualmente necesaria para que la persona pueda desear o concentrarse en algo erótico.
Por supuesto, lo anterior no sirve de nada si la persona no es capaz de comunicarse y negociar de forma adecuada con la pareja (pedir, decir que no…), o si la pareja no presta atención al deseo de su compañera, y no atiende a sus peticiones, sus gustos o sus deseos. Por otro lado, si no existe buena relación en la pareja, discuten, no se llevan bien, o ella está insatisfecha con el trato que recibe de él, es bastante complicado que disfrute en los encuentros eróticos que mantengan, si es que le apetece mantener dichos encuentros. Si se presentan ciertas circunstancias (como el hecho de mantener varias “esposas”, el que las tareas domésticas y el cuidado de los hijos recaigan de forma casi exclusiva en la mujer, o relaciones eróticas muy centradas en el coito y con escasas caricias), el disfrute o la satisfacción de la mujer en su vida sexual y de pareja se puede complicar bastante. Si a ello se le suma la MGF, se complicará aún más. En estas circunstancias no es extraño que el placer en los encuentros eróticos no sea ni siquiera una prioridad para la mujer, siendo otros temas relativos a su relación de pareja más importantes en ese momento. Como educadores, en estos casos posiblemente tengamos que fijarnos otros objetivos previos relacionados con la igualdad de género, en la medida en que sea posible, antes de pensar incluso en abordar el tema del placer, aún en el caso de las mujeres que no han sido mutiladas.
Atender a las mujeres subsaharianas que hayan sufrido la práctica de la MGF para mejorar sus posibilidades de satisfacción y goce es una demanda reciente a la que nos enfrentamos las sexólogas y los sexólogos y otros profesionales de la salud sexual. Para atender a esta demanda habremos de ir elaborando conocimientos y herramientas específicos, partiendo de la comprensión de su realidad, y de las posibles aplicaciones de otras herramientas que ya se están utilizando en la terapia sexual con mujeres no mutiladas. Pero en cualquier caso, y desde el ámbito educativo, trabajar para fomentar unas relaciones de pareja y amorosas de respeto, buen trato, igualitarias, y con buenos conocimientos y actitudes hacia la sexualidad, favorecerá sin duda el placer en los encuentros eróticos.